jueves, 3 de febrero de 2011

My Chemical Romance.

Corría 2005, yo era una cría de 10 años y pico con ganas de comerse el mundo y una gran pasión por la música. Ese año cursaba primero de clarinete y solfeo, creo recordar.
Un día lluvioso, mi madre me llevó al parque comercial de mi ciudad, y me regaló un CD recopilatorio de los éxitos de ese año. Ilusionada, nada mas llegar a casa lo puse en la minicadena. Robbie Williams, Kelly Clarkson, Simple Plan... mierdas comerciales. No llegué a terminar de escuchar el CD, por desgracia. Después pasaron los días, los meses, y los años.

Corría 2006 o 2007, y encontré bajo una caja el CD recopilatorio que mi madre me regaló hace tiempo. Lo puse en el pc, y... esa vez tampoco lo acabé. Pero hubo algo que lo diferenció de la vez anterior. Una canción llamada Helena se me quedó grabada muy dentro. Los posteriores días la banda sonora de mi casa era esa canción, de un grupo que se hacía llamar Mi Romance Químico. Tan emo como él solo. Coincidió en mi época oscura y existencial. Algo malo y bello a la vez.
Helena evolucionó a Three Cheers For Sweet Revenge, y posteriormente al resto de la discografía. Me enamoré. Hubo momentos en los que creí que MCR superaría a Muse. Es más, creo que una vez lo consiguieron.
Lloré, reí, enfermé con ellos. Siempre con ellos. Cada acorde, cada tonalidad, cada detalle lo conocía a la perfección. Todo. Todo sobre esas 5 personillas con cara de idiota.
Estaba orgullosa de autodenominarme emo, y decirlo bien alto. Era emo con ellos. Con los 5. Con My Chemical Romance.


Francamente, pienso que mi fiebre chemicalera aún sigue viva. Muy viva. Lloro, río, enfermo con ellos de nuevo. ¿Por qué siempre lloro con Famous Last Words? ¿Y con Demolition Lovers? ¿Y con Early Sunsets Over Moroeville...? Mejor no menciono I Don't Love You.
En poco menos de un mes, les veré. De cerca, lo juro. Cantaré, gritaré, lloraré y los tacharé de mi lista.
No iré sola. Iré con la persona más importante que tengo, con Lucio, mi emochito.


Now Playing - I Don't Love You AOL Session.
Estado: Llorando, cómo no.


My Chem, te amo.
5-03-11.

jueves, 27 de enero de 2011


Lo que se suponía ser un buen día, se ha convertido una puta mierda.
Como es normal habitualemente, me he levantado con dolor, y decidí no ir al instituto. Me tomé las pastillas, y dormí unas cuantas horas más. Un poco más tarde abrí los ojos, y ¡sorpresa! eran las doce en punto de la mañana. Me encontraba bastante mejor, aunque aún conservaba la tristeza de ayer noche. Me cambié corriendo, y fui a dar clase. Llegué puntual, y tocaba E.F. Más tarde, inglés. En esa hora aproveché para hacer la propuesta que llevo pensando durante 5 meses: Cambiar de clase. La profesora (mi tutora), me dijo que le parecía genial, y que intentaría llevarla a cabo con éxito, pero que no me prometía nada.
Aún tengo esperanzas.
Siento que estoy desperdiciando un año de mi vida, que no me toman en serio en clase, y mucho menos me respetan. Que soy mucho más inteligente que cualquiera de la clase, y, me aventuro a decir, que de la mayoría de los de 4º de la E.S.O. (curso al que me quiero cambiar). ¿Será mucho trabajo para mí? Lo dudo. No desaprovecharé esa oportunidad, no me lo puedo permitir. Es como si fuera una meta, pero que al alcanzarla, estás entrando en otra carrera algo más complicada. Estoy preparada, siempre tengo contratiempos en mi vida, pero supongo que por añadir otro más a la lista, no ocurrirá nada.

Torcha se ha acordado de mí hoy, y me ha traído 4 caramelos de menta, esos azules que me vuelven loca.


Lo peor ha sido cuando ha tocado el timbre de la salida. No voy a hablar de ello. No me apetece en absoluto.
Actualizo ahora, mucho antes de que finalize en día, porque intuyo que hoy será un día del montón. Oh, un momento. Hoy comienzo mis clases de arte, espero que se me hagan llevaderas y divertidas, y que no me pongan limitaciones. Odio eso.
Más tarde, supongo que me acercaré a La Cañada si consigo algo de pasta, y me compraré el CD de Enter Shikari, que ya ha llegado. Ojalá mañana me encuentre en buen estado para asistir al instituto desde primera hora. La profesora de matemáticas mañana faltará, qué bien.


PD: Por ahora el reto va bien, no me he mordido las uñas.
Y ya por último, suena en mis cascos The Pills Won't Help You Now - The Chemical Brothers. En realidad, creo que sí me ayudarían. Ayer las 6 seguidas que me tomé no me hicieron el efecto deseado. Mierda.

martes, 25 de enero de 2011

Neutron Star Collision

A la hora de que llegaran estos con el coche comencé a arreglarme. Me asaltó una duda, ¿Y si me arreglaba? Como en los viejos tiempos, cuando a veces me daba por espolvorearme el ojo con sombra negra. Busqué un vestido negro de tirantes, sin mucho escote que me había comprado no hace mucho y unos leotardos de rayas verticales que me parecían la mar de divertidos. Era lo más cantarín que tenía por ahí, y me encantaba la idea. Al final decidí que la sombra negra mejor para otro día, y sólo me estiré las pestañas con rímel. Me alisé el pelo dejándolo más suave que la seda, y lo adorné con una horquilla con forma de florecilla. Saqué de la maleta de viaje que había tirada en una esquina de la habitación unas converse turquesas y un abrigo negro no muy pesado, lo justo para moverme con soltura. Odiaba vestir algo mono y tener que sufrir para ello, aunque cuando me miré en el espejo me di cuenta de que estaba radiante.
Quedaban aún diez minutos. Mi madre al verme bajar por las escaleras me echó un piropo, y mi padre me comentó que parecía un payaso desde el salón. De repente alguien hundió su dedo en el timbre con insistencia. Me apreté el abrigo, me cercioré de que las llaves y el dinero resonaban en mi bolsillo, me despedí con un grito y me dirigí a la puerta. Al abrirla me encontré a Lucio escondido tras la aparatosidad de un casco, y por detrás suyo, una moto.
-Vale, ¿Qué cojones haces ahora? – dije mosqueada.
-Rápido Aída, es una apuesta, a ver quien llega antes. Y ahora cuando vengan aquí, tú no estarás.
Me agarró con seguridad del brazo y me arrastró con él hasta la moto, plantada a un metro y medio de distancia. La miré con autoridad, y luego a él, que me estaba soltando otro casco en la mano. Rodeó la moto y se dispuso a sentarse encima. Yo me acerqué en dos pasos y le di con el casco en el pecho.
-Que no. Que ni de coña. Que yo no me monto en moto.
-Pues nos hemos apostado pasta, si gano me dan treinta pavos. Venga, que te invito a lo que quieras cuando tenga el dinero, te lo compensaré – me cedió el casco de nuevo.
-¿Pero yo qué tengo que ver? ¡Que no! ¡Que no alucines! – contesté devolviéndoselo. Él se levantó el suyo de la cabeza y dejó caer la melena dorada y lacia en cascada. Abrió los ojos y adoptó gesto de que la sentencia iba a estar más que clara, pero para mí no. Yo no me montaba en ese trasto, odiaba con todas las letras la velocidad. La detestaba, prefería que una tarántula me recorriera la palma de la mano, y eso ya era decir, porque tenía fobia.
-Tú vas a venir conmigo – me comentó como si fuera un paso más en un proceso inminente, dándole algo de guasa al asunto, sin embargo no cedí ni media sonrisa -, y luego yo te invito, y se te pasa la taquicardia, no pierdes nada, ganamos los dos.
-Hazlo tu solo, llega antes, iré con ellos. ¿Por qué soy tan importante?
-Hombre, tú has subido la apuesta porque estos estaban convencidos de que te negarías a subir.
-Pero si ninguno sabe que tengo pánico a la velocidad.
-Ya, pero Torcha dice que estás cabreada conmigo.
-No estoy cabreada, y además, ¿Esa es tu manera de arreglarlo? ¿Se supone que estoy cabreada y vienes por pura conveniencia? Me voy en coche.
-Tienes razón, pero he venido porque prefería ir contigo, además, mañana también pasaré a por ti, no es solo la apuesta en sí.
- . . . –Me quedé muda por unos segundos. ¿A qué se habrá referido con eso?- Que no.

-Aída, no me fastidies, ¡Es mucha pasta! ¡Ya verás todo lo que hacemos mañana! Joder, no pasa nada, ellos se han aliado, yo quiero aliarme contigo.
Negué con la cabeza y le dejé el casco encima, echándome un paso atrás. Se me estaba acelerando el pulso, en realidad esas apuestas me encantaban, esas rivalidades internas en los grupos. Por otro lado, no sabía qué coño hacía Lucio.
-Es por la falda, ¿Verdad? – apuntó echándome una extensa ojeada. Me crucé de brazos, ahora me sentía un poco estúpida por haber querido arreglarme.
-No es una falda, es un vestido, y no, no es por eso. Cuando te digo que no me gusta la velocidad es que no me gusta y punto.
-¡AÍDA!
De pronto ocurrió tremendamente vergonzoso, mi madre estaba en la puerta presenciándolo todo.
-¡NO SEAS TONTA Y MÓNTATE EN LA MOTO! – me apremió.
Lucio iba a tener un motivo para reírse de mí durante décadas. Enseguida le tomé el casco de la mano y él supo que había ganado, carcajeando se puso el suyo también.
-¡Vale mamá, ni un paso más! ¡Ya me piro!
-¡Esta me la debes, Lucio! – le apuntó con el dedo, el cual le alzó la palma de la mano como agradecimiento.
Me monté detrás de él y me agarré aturdida a sus costillas, no sabía ni qué estaba haciendo, así, sin más. Era lo más rápido y confuso que me había ocurrido en años.
-Tienes una suerte brutal, cabrón – mascullé dentro del incómodo casco.
-Sujétate bien porque voy a ir rápido.
-Te arrancaré el pelo.
-Haré que nos estrellemos.

Map Of The Problematique.


Totalmente imbécil, dolorida y extrañamente inspirada.
Fuck it all.


La gotas de lluvia caen sobre mis mejillas y se convierten en sangre.

lunes, 24 de enero de 2011

Map Of Your Head

Día extraño.

Nada más levantarme, dolores en el bajo vientre debidos a una infección urinaria. Llovía, me relajaba escuchar el chisporroteo de las gotas contra el suelo, aunque por desgracia mi mente se concentraba más en las punzadas de dolor. Con una terrible pereza, emprendí mi camino diario hacia el instituto, con la única certeza de que lo que más quería ver, es Lucio.
Intenté aguantar los dolores, que parecieron cesar a 3ª hora... pero que más tarde me atacaron con todas sus fuerzas. Llamé a casa, y volví.

Describo este día con otra palabra. Lucio. Gracias por hacerme reír en mis momentos off. Te quiero.


He decidido volver a viciarme a Skins. Al ver a Sid, han aflorado antiguos pensamientos, y me hace gracia. También he encontrado archivos que publiqué en su día en foros, que narraban una relación entre Sid y yo... le adoro.
Y nada, acabo de terminar los deberes de matemáticas, junto con los esquemas de biología. Ahora estoy escuchando la música de un vídeo llamado "Nuit Blanche, de Arev Manoukian". Es preciosa, me dan ganas de llorar. Me gustaría comprender por qué diablos la música puede cambiar radicalmente mis estados de ánimo. No lo entiendo, y tampoco quiero hacerlo porque perdería su magia. La magia de influir en mis sentimientos. Es abrumador, a la par que fascinante.

Ta mañana.

domingo, 23 de enero de 2011

Unintended.

Reto de hoy: No comerme las uñas, ni arrancarme la piel de los dedos hasta el próximo día 23.

Siempre digo lo mismo, pero cuando consigo una longitud más o menos larga, caigo en la tentación de mordérmelas. ¿El por qué? Nerviosismo, miedo y enfado. Simple. Supongo que es más sano que estar todo el día llorando o insultando... Es un método de escape antiestético, pero supongo que me da igual. Un momento... ¡Pongámonos escépticos! Todo mi cuerpo es antiestético, desde la punta del talón hasta la última terminación nerviosa de mi cerebro.

La fiesta de ayer me sirvió para darme cuenta de lo superficial que es la gente. Nada más entrar, un ex-compañero de clase, obvio pijo, me asaltó gritándome "¿Qué hacés TÚ aquí?". ¿Qué pasa, alguien como yo no puede asistir a fiestecillas pijas, fiestecillas de la falsedad, a las que estás habituado a ir? Cabrón.
No entiendo lo sobrevalorado que está hoy por hoy el físico. ¿90-60-60? Entonces la llevo clara. ¿Pelo larguito y no muy oscuro? Vaya por Dios. Vamos, que no me ajusto a su "cánon de belleza". Y me pregunto el por qué de una sociedad tan influenciada por el físico.

"¡Oh! Esa fue emo, y dicen que se cortaba las venas... Yo que tú no me acercaría." Y hacen caso. Qué asco.


¿Y lo peor...? Que consiguen lo que quieren. Dañarme.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Attack.

Hola.

Hoy, cumpleaños de Lorena. Y además, otra fecha bastante especial, ya que este preciso día, ha ocurrida algo precioso. No me lo imaginaba de ese modo, pero ha sido perfecto de todas formas, y ha ocurrido con la persona indicada. Gracias.

Retomando lo del cumpleaños. Lorena cumple 15. Aparenta menos, como unos 13 o 14. ¿Sus regalos? O por lo menos los que he visto, son: Una alfombra para bailar con el DDR, un tomo de Vampire Knight, y... ¡sí! Un conejito monísimo color crema con las orejitas caídas. Awwwww... he estado cuidando de él porque tenía frío, y era taaaaaaaaaaaaan suave...
También, una pequeña crisis me ha asaltado durante la celebración. Definitivamente soy estúpida, y gilipollas también. Le amo, es irremediable, hasta creo que esa palabra se queda corta.